Desde que se comenzaron a vender en la década de los años setenta, los video-juegos para televisor o computadora se han convertido progresivamente en una distracción de utilización frecuente en la infancia, aunque muchos padres han manifestado su preocupación por los posibles efectos negativos que pudieran ocasionar.
Por ello, recientemente se han conducido trabajos científicos de investigación, cuyos resultados sugieren que estos juegos pueden producir efectos perjudiciales, tales como:
cambios en la frecuencia cardiaca y presión arterial o desencadenar convulsiones epilépticas. Por otra parte, otras investigaciones han reportado efectos beneficiosos asociados a la creatividad y socialización del niño, además de constituir una manera amigable de promover el acercamiento de los niños a las computadoras y aumentar su coordinación manual-ocular y su atención a los pequeños detalles.
Preferencias de los usuarios
La mayoría de video-juegos preferidos por los niños se relacionan con violencia y el número de títulos de corte violento fabricados sigue en aumento. Los considerados como extremadamente violentos han aumentado sus ventas en más de un 30% en los últimos años. Los juegos menos aceptados son los que contienen aspectos educativos.
Con respecto a la cantidad de tiempo invertido, el promedio norteamericano es de más de 6 horas de juego por semana, especialmente por los varones, que prefieren estas distracciones muchos más que las niñas.
Efectos de los video-juegos
Un estudio reciente realizado por la National Coalition on Televisión Violence demostró efectos perjudiciales en niños y adolescentes normales, demostrando la conexión entre los video-juegos violentos y un comportamiento agresivo posterior.
En general, aunque estos juegos no han sido implicados directamente como causantes de psico-patologías severas, los estudios sugieren una relación con comportamientos agresivos. La misma relación ha sido notada con los programas de televisión con alto contenido de violencia.
Algunos psicólogos consideran que estos juegos ofrecen ventajas y que muchos niños pueden desarrollar sentimientos de eficiencia, seguridad y auto-estima, sin embargo, otros autores sostienen que únicamente conducen a una mayor agresividad.
Otro problema observado es que estos juegos favorecen la distracción en solitario, entorpeciendo la socialización con otros niños. En la mayoría de video-juegos, un solo jugador adopta el rol de héroe que combate contra las fuerzas del mal.
Por otra parte, también se afectan las actitudes ante el sexo femenino, por ejemplo: en muchos de los juegos el protagonista y la mayoría de los personajes pertenecen al sexo masculino y las acciones que se deben ejecutar tienen como objetivo el rescate de la secuestrada damisela en peligro.
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